sábado, 1 de mayo de 2010

Varias son las personas que han estado siempre a mi lado, apoyándome por sobre todas las cosas, en las buenas y en las malas. Sin embargo, hay veces en que miles de sentimientos, sensaciones, pensamientos que invaden y angustian, dejan como consecuencia esa sensación de soledad. Es así como cuando se dice “no hay peor soledad que la que sientes cuando estas rodeado de mucha gente, y aun sigues sintiéndote igual de solo”. Un poco de eso suele sucederme.

Pero, el problema no creo que sea precisamente la soledad, sino más bien los otros sentimientos.

Miedo. Siento que lo único que he logrado hasta este momento de mi vida, es adquirir miedo… no sé por que siento eso, y tampoco sé a que miedo le tengo miedo. Toda mi vida, o mejor dicho, desde que tengo uso de razón, sólo a habido un solo tema que ha estado latente en mi vida; La apariencia física. Me da pavor y demasiada incomodes de solo escuchar todas las palabras relacionadas a este tema.

Por eso es que maldigo la hora en que pasó todo lo que pasó en mi niñez y adolescencia, maldita la hora en que pasé por todas esas humillaciones, que aunque hoy por hoy creo haberlas perdonado y haber dado vuelta la página, siguen estando viva, y atormentando. Creo que el tema no es con aquellos que de alguna u otra manera me hacían daño, ya sea con algún gesto, palabra, actitud… o con lo que fuere… creo que ya no es con ellos, ya perdoné, pero lo que hasta el día de hoy no adquiero y que necesito para enfrentar el día a día, es esto que se llama “seguridad”.

Con los altos y bajos que he pasado, con lo que he superado, con lo que he progresado, con las cosas que hasta este momento he conseguido, aun no llega en mi la seguridad que necesito quizás para dejar cerradas aquellas puertas que tan solo me recuerdan dolor e infelicidad, y no caer y tropezar de nuevo con las piedras que te vas encontrando en este camino tan largo que es la vida.

Para muchos soy una persona excelente, entiéndase en todo ámbito, una mujer bella (claro… ahora…con 20 kilos menos!!! y que aún sigue estando gorda para el normal de las personas…), madura para mi edad, bastante interesante, de carácter fuerte, sensible, trabajadora, intrigante para muchos… etc. Aun cuando sé que son muchos los que piensan eso de mi, no hay caso que se quede en mi esta seguridad.

Odio este sentimiento, odio sentir rabia, odio sentir impotencia, odio y me aterra sentirme rechaza, odio sentir miedo cada vez que miro a los ojos a la persona que me interesa, odio tantas cosas… inclusive, mirarme a un espejo y ver que no soy para nada una persona “dejada de las manos de dios”, y que a pesar de no ser una mujer de talla perfecta, osea, de 90-60-90, tiene su “arrastre” con el sexo opuesto. Porque de una cosa si estoy segura, de que atraigo al sexo opuesto, lo hago. Un tanto egocéntrico quizás el comentario, pero ya ven, tan cagada de onda no estoy, de hecho no es estar cagada de onda, no es tampoco tener la autoestima por el suelo, pues si comparo ésta con los años pasado a los actuales, puedo decir que hoy por hoy soy una persona distinta, una que se ríe, que sale una vez a las quinientas a divertirse, pero que al fin y al cabo lo hace, que cuando quiere puede conquistar con tan solo una mirada, etc. Sí!!, claro que hoy soy otra persona, pero aun con esos residuos de angustia, inseguridad, e infelicidad…